EL JUEGO COMO ACTIVIDAD DE ENSEÑANZA Y DE APRENDIZAJE
Influencia del juego sobre los distintos planos del
desarrollo infantil.
- · El juego como factor de maduración motriz.
Numerosos autores han destacado la relación entre el juego y el
desarrollo del plano psicomotriz de las personas. Decroly, desde su perspectiva
globalizadora, integró el juego en su propuesta de globalización como
instrumento de desarrollo y de aprendizaje.
Casi desde el momento del nacimiento, consiguen los bebés placer
lúdico por la mera extensión de los brazos y las piernas, la agitación de las
manos progresivamente estos movimientos se irán ampliando, convirtiéndose a
veces en juegos de habilidad motriz.
El paso de lo corporal a lo mental se manifiesta en juegos de
equilibrio y de expresión física (montar en bicicleta, jugar a la rayuela...).
Un momento importante en esta maduración motriz es la aparición
gradual de la psicomotricidad fina. Hay muchos juegos y actividades que
contribuyen al desarrollo de este aspecto: juegos con cuentas de diferentes
tamaños y colores, juegos de piezas que encajan, utilización de tijeras y otras
herramientas, etc.. La consecución de las distintas actividades motoras que el
niño se propone aporta el placer de lo conseguido, la confianza en sí mismo,
indispensable para toda iniciativa, procurando de este modo la adquisición de
la autonomía.
- · El juego como potenciador de la actividad cognitiva.
En sus numerosos estudios sobre este tema, Piaget ha puesto de
manifiesto la estrecha relación que existe entre la estructura mental y la
actividad lúdica, confirmada en la evolución del juego que se va dando en el
individuo desde los más elementales juegos sensio motrices a complejos juegos
de reglas que contienen muchas de las normas sociales y morales propias de la
sociedad adulta.
De las primeras funciones de asimilación y acomodación, se va
derivando una estructura cognitiva cada vez más compleja y potente capaz de
condicionar, a su vez, en un proceso dinámico ininterrumpido, el comportamiento
lúdico del niño. A través del juego se enfrenta el sujeto a nuevos problemas,
buscando solucionarlos en un intento de reencontrar un equilibrio entre él
mismo y el mundo que le rodea.
- · El juego como facilitador del desarrollo afectivo.
En los primeros años el juego se desarrolla en compañía del adulto, estableciéndose
una relación con este que conlleva la formación de vínculos afectivos.
Adquiere la actividad lúdica, de este modo, una significación social. Se
nos presenta, también el juego como lenguaje privilegiado del niño, a través del
cual se proyecta sus deseos, sentimientos y emociones..., en definitiva,
refleja formas actuales de la organización de su personalidad. Una aplicación
de esta idea es la aplicación del juego en psicoterapia, ya que los impulsos
que han sido oprimidos, los deseos que han sido reprimidos y las más secretas
emociones se exteriorizan en el juego. Aunque los juegos simbólicos son los más
adecuados para ello, también los juegos de construcción representan, a veces,
impresiones psíquicas.
Otras funciones del juego sobre el desarrollo afectivo de los niños es
que le “llena el tiempo” con lo cual no están ociosos y que les despierta el
sentimiento de libertad.
- · El juego y la socialización.
El juego es social en su origen y en su vocabulario, e
n su ritual y en sus convenciones, en su medio y sus manifestaciones y también en sus afectos. Hasta tal punto es social que quizás sea este rasgo dominante (los juegos tradicionales son transmitidos de unas generaciones a otras en contextos socializadores).
El contenido del juego infantil está relacionado con la vida, con el
trabajo y con la actividad de los miembros adultos de la sociedad. Los juegos
simbólicos, generalmente, hacen representar al niño roles sociales (a las
casitas, a las peluqueras...) que son factores de socialización.
Los trabajos de Stambak, enmarcados en la teoría genética piagetiana,
hacen notar como los pequeños se agrupan en parejas o grupos de tres para
realizar actividades lúdicas comunes en las que se comunican abundantemente,
estableciendo a menudo relaciones muy armónicas. Suelen explorar el material que
tienen presente y pronto la actividad de uno de ellos puede interesar a los
demás que le imitan actuando en constantes interacciones en las que las ideas
de unos inspiran constantemente a los otros.
Otros autores indican que los juegos de grupo suelen utilizarse para
promover el desarrollo cognitivo, social y moral en los niños, siendo
apropiados para procurar la cooperación. Los juegos de reglas requieren una
mayor descentralización y coordinación ya que motiva a los niños para averiguar
cómo se juega correctamente.